¿Por qué hablamos de energía de paz?

Nuestra forma de vida y de obtención de energía, basada en la sobreexplotación de los bienes naturales del planeta y la rápida degradación no solo del medio ambiente sino también los tejidos comunitarios de los territorios, nos ha llevado a unas crisis transversales (ecológicas, económicas, sociales) definidas por violencias lentas y estructurales sobre los territorios (su degradación, contaminación y sobreexplotación) y sobre la sociedad (desigual reparto e impacto de las consecuencias económicas y medioambientales de estas crisis transversales). Puede parecer descabellada la afirmación de que nuestra economía fósil es una forma de violencia estructural ejercida sobre el planeta y las comunidades empobrecidas, pero los datos sobre los impactos del cambio climático y los ejemplos de comunidades y ecosistemas violentados para conseguir energía (como, por ejemplo, la construcción de grandes presas o grandes plantas energéticas) son incuestionables. Necesitamos urgentemente repensar nuestra forma de vida y de obtención de energía si queremos vivir en un planeta habitable, si queremos, en definitiva, garantizar una paz ecológica.

Por eso Demospaz, GHECO y Fundación Cultura de Paz hemos puesto en marcha este proyecto de alfabetización ecosocial. Entendemos la alfabetización ecosocial como una aproximación integral desde conceptos educativos a  la crisis de civilización capitalista, industrial y fosilista a través de la revisión profunda de los fundamentos y formas que organizan la vida colectiva general. Dice António Guterres, secretario general de la ONU, que “las energías renovables son el plan de paz para el siglo XXI”. Creemos que es de una importancia literalmente vital contribuir a transformar los lazos que unen las formas de vida humanas con el equilibrio de la biosfera, lazos seriamente deteriorados. Entendernos como seres interdependientes y ecodependientes, conscientes de las relaciones que nos sostienen y que permiten nuestra vida, reconociendo que necesitamos colaborar con el resto de agentes integrantes de la biosfera, es el catalizador adecuado para cuidar de dichos vínculos y construir formas de habitar el planeta compatibles con sus límites biofísicos esenciales.

Es hora de repensar formas de vida que contribuyan a hacer las paces con el planeta. Es hora de construir energías de paz.